Dificultades desde el principio
Los problemas empezaron ya desde el principio. El viaje hasta la instalación, que inicialmente duraría diez horas, se demoró el doble de tiempo. El motivo: lluvias torrenciales. Tras cinco días trabajando en el desierto, el tiempo seguía sin mejorar, y cada vez estaba más claro que la situación se había convertido en una cuestión de supervivencia.
Las fuertes lluvias y las malas condiciones de las carreteras dejaron a nuestros dos empleados aislados del mundo exterior. Y mientras tanto, sus provisiones, que habían calculado meticulosamente, se agotaban; como mucho, durarían tres días más.
Supervivencia en un poblado indígena
Mientras la lluvia seguía arreciando, fueron informando a la filial por teléfono cada cierto tiempo, tal y como estipulan las pautas del proceso. Finalmente, en vista de que las provisiones iban menguando se vieron obligados a tomar una decisión. Así pues, se desviaron de las pautas de los procesos de Rohde & Schwarz y se dirigieron hacia una ranchería, un poblado indígena de cuya existencia sabían.
Los habitantes comprendieron que necesitaban ayuda desesperadamente y les ofrecieron una cabra. Una cabra viva. Y no precisamente como donación, de modo que tuvieron que juntar todos los pesos que tenían y la compraron. Y como apenas les quedaban provisiones, comieron cabra ocho días seguidos. Para desayunar. Para almorzar. Y para cenar. Incluso tuvieron que acumular agua de lluvia para poder beber, cocinar y lavarse.
Creatividad para justificar las dietas laborales
Una vez que lograron solucionar el problema de su supervivencia, empezaron a preguntarse: «¿Cómo podremos justificar los gastos por la compra de esta cabra, aquí, en el desierto?». Esta singular situación requirió algo de creatividad por su parte y flexibilidad por parte de sus compañeros del departamento encargado de las dietas en los desplazamientos: como documentación, aceptaron una foto de antes y después tomada por sus compañeros aventureros. La primera mostraba la cabra todavía viva, y la segunda, la cabra lista para comer.
La nueva antena de transmisión demostró ser totalmente fiable. Y también nuestros compañeros, que lograron salir airosos de esta insólita situación. Lo que podemos afirmar, en todo caso, es que los ingenieros de Rohde & Schwarz raramente tienen que poner a prueba sus habilidades de supervivencia en su trabajo diario.